martes, 13 de diciembre de 2016

Comentarios acerca de "La caverna de los sueños olvidados" de Werner Herzog

Verónica Lucero

Con un nombre más que sugerente, porque acaso, ¿quién olvida sus sueños? Ese ideal de vida, de futuro. Proyectarse como comunidad, con un ser respetado y vanagloriado por esa sociedad, con poder legitimado. ¿Acaso se diluyó y se volvió una utopía?
Nuevamente, y como en casi la totalidad de los casos, no me informo ni de quien es el director, no si tiene reconocimientos algunos el material que observo, que analizo. Quiero dejar que mi ingenuidad de espectador divague y arme sus propias historias, que teja la cantidad y la complejidad de entramados que quiera. Que mi motor de intrigas recorra cuanto camino quiera.
Al finalizar el documental una idea de hizo persistente, la de los sentidos dentro de la cueva. Entonces, como instantáneamente se me vino a la mente la famosa Alegoría de la Caverna. La insistencia de que se pueden utilizar más que los 5 sentidos para captar la dichosa y misteriosa atmósfera dentro de ella. Es más, en la recreación quieren incorporar el olor que hay en la cueva.
El objetivo principal de la investigación es crear historias de lo que debió ocurrir en ese lugar en el pasado. Los aspectos científicos y humanos se conjugan, se asocian para lograr el fin. Presuponen en base a los datos pero también lo hacen desde su imaginación, de su fantasía y creatividad.
Hay múltiples pasados, superpuestos, dialogando entre sí a través de un muro.
Muro mudo, que desde su quietud nos intenta comunicar algo, con sus “pinturas audibles” en donde los animales representados interactúan, se mueven, se metamorfosean.
La obra del hombre se empalma con la obra de la naturaleza. Ella, con el paso del tiempo, miles de años, hizo que se preservara como si estuviera en una cápsula atemporal; en donde el agua y el azufre se cristalizaron logrando darle un efecto inmaculado y majestuoso, imperial y delicado, a la representación y restos de un momento, de una época; que para nosotros es un misterio, que nos hace soñar y repensar para qué estamos, cuál será nuestra huella, la marca que nos haga ser reconocidos en nuestro futuro, en el pasado.


Los dos materiales seleccionados los analice inconscientemente desde el pasado; ¿acaso lo que ya pensé no pasó? 

Comentarios acerca de "Encuentros en el fin del mundo" de Werner Herzog

Carolina Donnari

Umberto Eco señala que “el rizoma es [...] el lugar de las conjeturas, de las apuestas, de los azares, de las reconstrucciones, de las inspecciones locales descriptibles, de las hipótesis globales que deben ser continuamente replanteadas”. En Encuentros en el fin del mundo encontramos, precisamente, una mirada rizomática, que busca captar la realidad como una trama de relaciones infinitas, espontáneas, imprevisibles; que busca mostrar que “lo dado” no es nunca algo cerrado ni definido de antemano. Podría decirse, incluso, que estamos delante de un rizoma sin otro nodo central más que la idea misma de azar y contingencia. El apabullante blanco del continente antártico sirve como escenario de una cuestión determinante: la pregunta por lo indeterminable del devenir y la experiencia.
Al comienzo del film, nos encontramos con una escena de la base McMurdo en pleno funcionamiento: maquinaria pesada abriendo caminos, diferentes tipos de vehículos transitando, etc. La fuerza de la máquina ha hecho ceder las nieves eternas, y éstas se mezclan ahora con la tierra congelada. Se hace patente allí el obrar humano como fuerza domesticadora, como generadora de espacios “habitables”. Pero apenas comenzamos a interiorizarnos en la experiencia de cada uno de estos individuos -a los que no por casualidad Herzog llama “soñadores”- comienza a manifestarse ese “otro lado” de todo habitar: la fuerza vital irreductible, la contingencia, lo azaroso.
Aquí y allá van articulándose los distintos aconteceres que la cámara capta, aglutinados por un sentido de pertenencia a la planicie blanca: el trabajo de los biólogos marinos, los zoólogos, el de los físicos, los vulcanólogos, también el de quienes desarrollan tareas operativas: conductores, granjeros, etc. Y justamente aquí, donde otro tipo de realización, más estandarizada, se detendría y fijaría la atención, es donde Herzog despliega su enfoque rizomático.
El director alemán tiene una predilección por poner la atención en lo que a primera vista pudiera parecer marginal, anecdótico. Así, cuando entrevista a un obrero metalúrgico, no hay ninguna pregunta relativa a su tarea. Por el contrario, el foco está puesto en la forma de sus manos, de su cuerpo, y en la historia que esas formas narran: una conexión casi irreal con alguna antigua familia real azteca. De la misma manera, la cámara nos permite ver a un granjero que además es lingüista, un conductor que además es filósofo, un grupo de biólogos que también son músicos de rock. No sólo la complejidad de lo humano testimonia esta mirada: también lo hace el retrato de aquel pingüino solitario que, desafiando toda regularidad científica, camina decidido hacia su muerte segura en el interior del continente, lejos de toda fuente de comida.

En cada uno de estos casos se hace manifiesto un elemento disruptivo e inclasificable. Lo que se enuncia de este modo es lo fortuito, lo contingente, como marca insoslayable e inevitable de todo “ser en el mundo”. De esta manera, la mirada de Herzog parece trastocar uno de los principios fundamentales del pensamiento occidental: ¿hasta qué punto, en efecto, se pueden señalar los límites entre esencia y “accidentes”? Encuentros en el fin del mundo nos sugiere que no hay realidades sustanciales definidas de antemano, no hay clasificaciones capaces de acaparar lo inesperado, lo azaroso, lo múltiple del devenir y la existencia; que toda etiqueta que usemos para describirnos o para describir la realidad es válida sólo si se la considera como parcial y perecedera. 


María Victoria Gomez Vila

La película de Werner Herzog es un viaje hacia nuestra propia fascinación por un lugar que existe en nuestro planeta, pero que no forma parte de nuestro mundo. Así pues, la Antártida es vista como un conjuro de múltiples realidades, ya sean superficiales, submarinas, subterráneas, etc.
Un primer elemento que impacta es el establecimiento de enlaces entre disciplinas aparentemente disímiles. De alguna manera, el film logra despertar al artista dentro del científico. ¿Cómo no estremecerse ante el relato de un glaciólogo? “Bajo mis pies, siento el ruido del glaciar. Escucho el llanto del hielo, me dice que va al Norte. Ése es mi sueño”. Hay, a su vez, un entretejido del lenguaje poético con las imágenes tecnológicas. Herzog se pregunta mientras filma el interior de un avión que lo lleva hacia la base McMurdo: “¿A quién iba a conocer en la Antártida? ¿Cuáles eran sus sueños? Volamos hacia lo desconocido, un vacío que parecía infinito”. 
Un segundo elemento es la presentación de la ciencia en calidad de productora de conocimientos. Cuidado, puesto que no es entendida como una tradición de certezas sino como un sinónimo de incertidumbre. El pensamiento científico es aquel rumbo que cambia constantemente de dirección y quienes componen la comunidad científica son plenamente conscientes de ello. “Podemos sobrevolar el iceberg”, dice el glaciólogo, “pero en verdad él está por encima nuestro, porque es un misterio que no comprendemos (…) y que da miedo”. La película se anima inclusive a explorar algo más allá de lo típicamente asociado a lo científico-instrumental, ya que propone a la ciencia como una experiencia vital. Cada persona que recorre aquel espacio explica sus estudios no desde una reproducción de contenidos, sino desde los recuerdos, las vivencias, las sensaciones. Un filósofo perdido por allí en la Antártida afirma que “una de las manifestaciones de la realidad son los sueños”. Lo que importa detrás de las historias de cada científico es la búsqueda de ese sueño que lo impulsó a dirigirse allá. La ciencia no es sólo tabulación, sino más bien fascinación por los ruidos, las grietas, las formas, las especies.
Los materiales de creación fílmica empleados por Herzog son múltiples. Las preguntas, con su carácter disruptivo, tienden lazos entre planos desiguales. De este modo, los interrogantes del cineasta le abren una puerta al entrevistado para que sus respuestas sean algo más que el recitado de datos fácticos adquiridos. Introduzco algunos bellos ejemplos: “¿Hay locura entre los pingüinos?” “Los hombres y otras criaturas, ¿salieron del mar para escapar del horror?”. Otro material indispensable en el film son los testimonios orales, dado que ellos aportan valores de verdad en ese contexto. La palabra de un mecánico, de un plomero, de un director de cine, dice mucho más que un cuadro comparativo. Finalmente, las imágenes aportan al espectador una experiencia estética de lo no-humano. Quien contempla las tomas del paisaje antártico puede vivir lo ruidoso, lo feo, lo aterrador, lo silencioso, lo bello.

En definitiva, la película cuenta con una impronta laberíntica. Sus preguntas se vuelven rizomáticas, sus imágenes resultan hipnóticas y su gesto de complicidad con el espectador inserta una premisa que dice “es más bella la intriga que la certeza”. ¿Qué representa esta propuesta para el cine? Una cámara que actúa a modo de ojo invisible cuya función es la de revelar nuestra propia fascinación. En clara consonancia con las aserciones del filósofo antártico para quien “nosotros somos testigos de que el universo es consciente de su gloria”.

Comentarios acerca de "Stilleben (Naturaleza Muerta)" de Harun Farocki

Dalma Fernández

La película Stilleben (Naturaleza Muerta) como forma de pensar el laberinto manierista. Allí hay dos opciones: lo correcto o incorrecto.
Comienzan analizando cuadros del siglo XVI. ¿Cómo entender esos cuadros con objetos inanimados en primer plano? ¿Por qué las cosas inanimadas pasan a tomar importancia relegando a veces a los motivos religiosos? El documental propone hacer una comparación entre los productos publicitarios actuales y las pinturas de esa época. Si se leen estas imágenes como leemos hoy las imágenes de publicidad, los objetos inanimados, empiezan a tener una importancia como mercancía.
En esta forma de laberinto manierista, la presentación de la imagen debe mostrar lo que se quiere demostrar y en esta búsqueda de verdadero o falso, solo la opción correcta será la ponderada.
Entonces se comparan los primeros cuadros, donde la mercancía empieza a tener un rol principal, con las actuales publicidades. En la Holanda del siglo XVI, el comercio exterior y la nueva tecnología agrícola, permiten la posibilidad de tener frutas de distintas estaciones, lo que se ve a su vez reflejado sus cuadros. Esta nueva posibilidad es mostrada publicitariamente. Actualmente, la imagen y la publicidad al servicio de un sistema económico, nos ofrece la posibilidad de exponer estas mercaderías. Para llegar a la opción verdadera, esa búsqueda de lo correcto está formada por varias variables, como la luz, las texturas, los enfoques. Los publicitarios en este caso trabajan la imagen según lo que quieren que esta diga y quiera vender. Este proceso largo y trabajoso, dará un resultado final entre muchas variantes. Así la imagen representara la marca y la mercancía a exponer, de nuevo el dibujo o la imagen como expresión, como lenguaje.
Como en el caso de Nostalgia de la Luz, cada imagen cuenta una historia, que se va concatenando con las demás. La representación gráfica debe ser interpretada como se muestra, en el caso de la publicidad.
La diferencia entre las dos películas en su estructura de como pensar la forma quizá también se deba a los temas tratados. La primera cuenta varias historias interrelacionadas de donde surgen más historias. Y en la segunda película se hace una descripción desde las primeras pinturas que utilizan estos métodos publicitarios hasta las actuales imágenes que se ven en cualquier revista o cartel callejero. En este caso solo habrá una opción verdadera cuando el observador, posible cliente, interprete lo que se le quiere comunicar.
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Marcela Lucero
El mirar la imagen
(comentario acerca de Stilleben y Los espigadores…)
Las dos películas que analice son “Naturaleza Muerta” de Harun Farocki, 1997 y “Los espigadores y la espigadora” de Agnés Vardá, 2000.
Las dos nos muestran como a través del tiempo las historias se repiten con los mismos propósitos. Haciendo una reflexión, es decir tratando de analizar lo que las imágenes que hay en estas películas nos quieren mostrar podría determinar similitudes y diferencias, pero que no hacen mas que mostrar un mirar estético en el cual el espectador se construye a si mismo y se va a determinar una diferencia entre lo popular y lo culto.
Lo que yo observe es que la mirada del hombre sobre una naturaleza muerta y sus formas, sus componentes van cambiando a medida que el hombre mismo va cambiando. Lo mismo pasa con el trabajo del espigador, en el cual el trabajo va cambiando evolucionando o no, de acuerdo a como quien lo realiza va transformándose.
A esto hay que agregar que quien hace la obra de la naturaleza muerta y las espigadoras, también le va poner su propia impronta, tratando de contar a través de la imagen, su propia forma de mirar y pensar sobre este tema.
En ambas el concepto estético de la obra está dado porque quien lo mire, lo va a interpretar de acuerdo a su clase social, por ejemplo lo popular va estar determinado por los personajes de las publicidades, si el producto es reconocido, si la misma le genera algún tipo de sentimiento o emoción, lo mismo con la película de Agnes, en la cual, lo popular se va sentir representada, con un lenguaje fácil de comprender. Por otro lado las clases altas miraran las obras de naturaleza muerta o publicidades, teniendo en cuenta las formas los colores ,el valor que tenga ese objeto inanimado. Con respecto a las espigadoras, les llamara la atención el color, la forma, pero no se sentirán atraídos por que sentido tiene ese título, ese trabajo o si se sigue haciendo o no en la actualidad. Solo vale la representación.
Estas formas de mirar el arte ,son una forma de distinción social son legítimas si generan un significado. Debo admitir que la segunda, me generó más interés, pues tiene imágenes que si palabras hablan por si sola y me hicieron pensar que lo social es un factor determinante en la persona del hombre, pues lo lleva a pensar de que manera puede legitimizarse como hombre dentro de un grupo. Todos buscaban el trabajo como forma de dignidad, propia, defendiéndose de quienes pueden “verlos” como mendigos por ejemplo. La diferencia social de los protagonistas como de quien lo mira, seguramente generara distintos pensares, conceptos, en la cual a través de la reutilización es una cuestión ética. Cada historia de quienes protagonizan esta película, es diferente y a u vez comparten un eje común que es el “espigar”, una de las damas que habla, hace una diferencia importante en los conceptos: recolectar es :lo que cuelga y espigar: es lo que se asoma. Depende de quien mire y lo reutilice tomara uno u otro significado. También me pareció importante destacar el que los objetos que se recuperan han vivido, tiene su propia existencia, la gente que los ha desechado tiene una significancia y quien los toma, les permite seguir vivos, darles una segunda oportunidad. Como quienes a su vez realizan este trabajo, se dan una nueva oportunidad de vida, de seguir adelante, de cambiar o no, de aprender o no, pero cada uno le dará a esta labor su propio significado. Otro punto a tener en cuenta es la definición entre espigadores rurales o ciudadanos, solo por el lugar en donde llevan a cabo este trabajo, pero los motivos son los mismos, unos los realizan en grupo, otros solos.
La forma de representación de un cuadro como “Las espigadoras” genera una mirada realista, mientras que la cámara de hoy, nos permite una mirada narcisista, hiperrealista, en la cual el espectador formara su propio pensar acerca de lo que ve.
 A continuación arme unos mapas conceptuales de frases o pensares de cada una de las películas, a modo de resumen.
 (no pude copiar los gráficos en el blog)
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Braun María Isabel

 “Origen significa aquí, aquello a partir de donde y por lo que una cosa es lo que es y tal como es. Qué es algo y cómo es, es lo que llamamos su esencia. El origen de algo es la fuente de su esencia” Heidegger

Seguramente el universo de objetos ha sido siempre un modelo enigmático en nuestro historia de la humanidad al punto tal de crearlos, trasladarlos, simbolizarlos y adorados en muchos sentidos.
Objetos para el estómago, para los ojos, el placer, el alma y el cuerpo. Capaces de las más terribles amenazas, la destrucción y la muerte.
Y aparte de todo eso elevados a la categoría inagotable de las imágenes, que son objetos en sí mismos de ellos mismos. Y aquí transformados y reproducidos, inmortales.
Farocki devela el sentido obsesivo, exasperante y verídico del sentir de la imagen.  Una a una desgrana, organiza y vuelve a lo fundente para ligar como un entramado perfecto la irrealidad real del objeto vuelto consumible, deseable, venerable.
Revuelve como los artistas, los poetas y los locos la esencia mortal y a la vez nos muestra la conservación del afecto,  se sumerge en las estrategias del goce estético y permite sentirnos tocados de las responsabilidades para ver algo que hasta entonces no habíamos visto.
Transfiere a las imágenes el punto de partida para una nueva visión del ser humano, fragmentos de un todo ideal que debe encontrar la otra parte que se corresponda con él.

“La dimensión más profunda del arte es el aprendizaje de la soledad, soledad de compañías posibles”
José Jimenéz.


Comentarios acerca de "Los espigadores y la espigadora" de Agnés Vardá

Ma. Alexandra Continanzia

Los espigadores y la espigadora, es un documental francés del año 2000 dirigido por la directora Agnès Varda. Trata sobre los espigadores, traperos y la recolección de desechos.
Agnès Varda retrato una denuncia social en su documental llamado: "Los espigadores y la espigadora", la actividad de muchas personas que se dedicaban a recolectar y reciclar de los desechos rurales y urbanos, de la basura de las ciudades francesas. Las imágenes nos son a todos familiares, conocidas, mundiales. ¿Podemos encontrar espigadores y espigadoras en nuestras calles?
Aquí reconocemos estas estampas frecuentes en nuestras avenidas y barrios, protagonizadas por nuestros pobres, y cartoneros.
También este documental me recuerda la historia local “Caracol”, realizada por un adolescente de la ciudad, llamado Juani Herrera.
En estos testimonios e imágenes filmadas que son parte del relato, se denuncia, estas soledades y casos de exclusión social, visibilizando la dureza y marginación en la que viven muchas personas y familias pobres casi sin mínimos derechos.
El film recuerda con ese nombre la experiencia de las antiguas espigadoras que repasaban y rastrillaban los campos franceses con el objetivo de recoger los granos que quedaban caídos tras la recolección de las cosechas, que también he visto en esta ciudad, por las zonas del puerto, en rutas y puentes, en donde caen los granos o se vuelan de los camiones que los transportan hacia los silos y depósitos de los barcos.
En una oportunidad, viendo que los barrían con manos y escobas, a los costados del asfalto, pregunte para que los utilizaban y me comentaron que con ellos alimentan aves y animales.
Entre estos nuevos espigadores y espigadoras hay quienes recolectan por necesidad y o para poder comer, y hay quien buscan con estas acciones luchar contra el consumismo feroz y reciclar lo que muchos descartan.
Esta película presenta una forma de mirar esta realidad, una forma de acercarse y comprender, pasando por las imágenes de espigadores de los cuadros de distintos pintores, de diferentes contextos socioeconómicos y políticos con crítica sobre la realidad mostrada hasta la actualidad.
Nos muestra la pobreza, describiendo el contexto que rodea a la exclusión social y con algunas mujeres y hombres en el centro de estas historias, vemos así como la vulnerabilidad ciudadana crece, el empobrecimiento de la población se dispara y la pérdida de derechos básicos de la ciudadanía es cada vez más evidente.
Se visibiliza una realidad cruda de muchos, que desconocemos, con una postura de compromiso y de denuncia por parte de la directora, en el centro de la historia. La directora da testimonio, se involucra y ayuda a comprender la condición humana en la precariedad, el incremento de las desigualdades sociales,  en esta escasez en donde nos coloca en un modelo económico y político cruel que arrincona y margina los derechos sociales y refuerza el consumismo y la producción exacerbada, de alimentos y cosas entre otras prácticas “poco” éticas, humanas e insostenibles. El relato está narrado por una mujer, que es la directora.
Y aquí rompemos con dos grandes mitos del cine. El cine como medio alienante y de puro entretenimiento y el Estado del bienestar, y de consumo pasando a ser un documental que se convierte en una herramienta ética de visibilización, de lectura crítica y de denuncia.
Esta directora francesa, Agnès Varda ha sabido recolectar y espigar con su técnica, con su arte, con su cámara en el cine documental, estas realidades, circunstancias e imágenes para muchos invisibles, inadvertidas, ayudándonos a ver otros contextos y así construyendo nuevos significados desde la propia subjetividad, incluyendo la reflexión, la sensibilización, la denuncia y la crítica para colaborar activamente en la búsqueda de posibilidades de transformación y en la visibilización de la injusticia social en sus variantes, dando voz a quienes no la tienen, aquellos apartados del relato y de la historia. A pesar de los 16 años desde que se rodó, su actualidad y vigencia, sin fronteras, resulta angustiante.
Las crisis, y políticas que favorecen a los pocos de siempre, la precarización está aumentando esta brecha, y las mujeres son las más afectadas.
Con este hermoso trabajo, vemos que el cine documental puede salir de su pura neutralidad y asepsia ante la pobreza, la discriminación, la marginación y la injustica. Puede reflejar una realidad poco imaginable y política.
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Braun María Isabel

¿Espigar? ¿Recolectar? ¿Ordenar?
Agnés Vardá nos describe, nos relata y nos introduce sutilmente,  y en otras  despiadadamente, en las cuestiones que una a una,  en una especie de autobiografía cinematográfica, activa y   captura  objetos y sujetos que se reconstituyen y reconfiguran en nuevos status testimoniales,   cómplices  necesarios,  constructores  del pensamiento y la mirada
El relato audiovisual descongela imágenes que se vuelven líquidas y sostenibles en espacios verdaderos: ora para capturar costumbres antiguas de solaz y diversión, ora  para sacudir la piel política en un intento idiota de denuncia donde sucumben las bellas cosas olvidadas. 
El tiempo bordea las certezas y certidumbres. Se cuela y deja sin aliento. Busca en el otro (nosotros) las utopías parlantes, espiga en nuestros corazones la esencia vital.
Y entonces surge, en este caos de interpretaciones un insoslayable mundo mágico de la imaginación y del juego, de la libertad y de la conexión espiritual de transformación que reivindica las ideas que aún no se conocen.
En fin:
¿En qué historia pintada nos reconocemos?
¿En qué historia pintada encontramos al otro?

¿En qué historia pintada el mundo visionado reducirá su existencia?

Comentarios acerca de “Nostalgia de la Luz” de Patricio Guzmán.

Carolina Donnari

La película comienza con una toma de un telescopio. A partir de ella parece sugerir su tema: en principio, nos encontramos ante un documental sobre astronomía; más específicamente, sobre los telescopios instalados en el desierto de Atacama, en Chile. Sin embargo, en una de las escenas siguientes se nos da una pista: el director introduce una reflexión sobre su propia infancia, en la que encuentra el germen de su interés por la observación del cielo.
Desde las primeras escenas del observatorio de Atacama, el desierto marca su presencia silenciosa y omnipotente. Es el desierto el que permite que, en este rincón del mundo, la observación astronómica se desarrolle como en ningún otro sitio, debido a la ausencia de humedad, contaminación atmosférica y otros factores adversos. El desierto conserva, además, huellas de otras culturas que habitaron anteriormente el actual territorio chileno, preservadas a la perfección por el alto nivel de salinidad de la tierra, lo que permite que sean estudiadas por un grupo de arqueólogos.
Súbitamente, las palabras de uno de los astrónomos del observatorio revelan una conexión aún más íntima con el campo de estudio de sus colegas de las ciencias sociales. Al igual que la arqueología, la astronomía también trabaja sobre un objeto imposible: el pasado. Las estrellas y galaxias que los astrónomos observan probablemente ya no existan. Están situadas a millones de años luz, lo cual significa que su luz ha tardado millones de años en llegar a nosotros. Eso que el astrónomo observa es algo que fue, algo que ya no está ahí.
Algo que fue, pero que sigue ahí: el desierto esconde también moradores involuntarios y terribles. Durante la dictadura más atroz de la historia chilena, el gobierno de facto de Augusto Pinochet estableció en el desierto de Atacama un campo de concentración donde encontraron la muerte gran número de prisioneros políticos. Sus cuerpos fueron trasladados clandestinamente y se desconoce su ubicación, pero el desierto aún guarda algunos fragmentos óseos. Un grupo de familiares de esos muertos los busca sin descanso, intentando de alguna manera darle un cierre a ese destino trágico.

¿Qué forma de pensar habla en Nostalgia de la luz? ¿Estamos ante un pensamiento de forma laberíntica? Tal vez, pero de ninguna manera se trata de un laberinto lineal, mucho menos binario. Si debemos buscar una figura que represente el movimiento del film, sería adecuada la una espiral: la película parece girar en círculos concéntricos en los que se van develando distintas capas de sentido. En ese despliegue, el desierto funciona como un espacio único en el que co-habitan múltiples dimensiones. Y en el centro de esa espiral, atrayendo y modulando las distintas tramas narrativas, se esconde -y se manifiesta- el Minotauro: la cuestión del tiempo, tiempo que es a la vez cósmico e histórico; tiempo que se introduce como pasado pero que pronto revela que no se trata de un pretérito claudicado, sino de lo sido que arraiga y repercute en nuestro presente, en nuestro futuro, marcando nuestra existencia desde la sideral distancia macrocósmica, pero también desde la memoria y el dolor de la experiencia subjetiva. 

Ma. Alexandra Continanzia

El titulo no nos dice mucho de antemano. Es una película documental tipo ensayo, política y poética, que quiere trasmitir memoria. No imaginamos a que apunta el film al leer ese título. Los espectadores pueden ser grandes o chicos, con o sin información previa, es para todo público. Es una película no comercial, distinta. Nadie va a imaginar en el principio que es una denuncia de un drama. La idea es hacer memoria, para que el olvido monstruo no nos atrape. Se pone todo en la mesa y uno saca sus conclusiones….
Entramos con las imágenes y reportajes en un laberinto que nos enfrenta a un minotauro sangriento, que se lleva lo mejor. Entramos lentamente a una historia política dolorosa que se quiere esconder como un secreto a voces de familia, aun para los que nacieron luego de este conflicto la historia les pesa.
Cada personaje que aparece con su entrevista es un nodo que se conecta siempre con todos los personajes del film.
Hay muchos personajes protagonistas fuertes, todos conmovedores, preciosos, necesarios y enganchados, en donde se muestra el contraste de dos tipos de buscadores, unos que miran el cielo, como lugar infinito y misterioso, lugar inhóspito, y otros que miran ese suelo, también presentado como lugar infinito y misterioso, escondedor de secretos a develar.
Aparece un desierto inmóvil, que no es la nada, muy por el contrario habitado por historias, caminos, huellas, viento, sal, pinturas, construcciones, tecnología de mineras, memorias, pasado que habla, observado y habitado por historiadores, espíritus, arqueólogos, geólogos, paleontólogos, astrónomos y calcio, mujeres que miran para atrás, para abajo, todo transporta al pasado, todos buscando obsesionadamente esas luces que son las razones de sus vidas, en noches profundas y negras.
“Todos miran atrás para comprender mejor el futuro. Ante la incertidumbre del porvenir, el pasado nos habla”, dijo alguno….
Los grandes observadores buscan personas o estrellas, todos hechos de la misma materia
Muchos trabajan como en silencio contra el olvido, replicando planos, contando experiencias, haciendo memoria, buscando huesos, momias dormidas, vestigios de otros viajeros, con los ojos y la cabeza en el cielo, con los ojos y los pies en la tierra.
Este documental insólito, atípico, singular con imágenes del cielo, del desierto y entrevistas diversas, muestra muchas aristas, y muestra un drama, en forma tranquila, dulce y bella, como la ciencia, la astronomía, la arqueología, la etnografía, la historia, el misterio, lo espiritual del hombre, sus afectos, su sed de verdad y justicia, sus ansias de conocimiento, con la presencia de lo político, como denuncia, muestra lo grandioso de la armonía del mundo y muestra el caos miserable de las dictaduras, habla de la química y sus componentes (los huesos y las estrellas tienen el mismo calcio).
También nos interroga… y nos muestra que mientras ese pedazo del desierto de Atacama, a 3000 metros de donde vivimos grandes mayorías, se llena de científicos de distintas partes mirando el cielo, en esos observatorios envidiables, en Chile no están resueltos ni la mitad de los crímenes de lesa humanidad más cercanos y no se llena visiblemente de personas buscando verdad, justicia y huesos.
Solo unos pocos se movilizan….  como nos cuesta…miramos la luz de las estrellas y permanecemos en la oscuridad de muchas cosas que también nos tocan, más próximas.
Dicen las sinopsis de la película: “Nostalgia de la Luz es un film sobre la distancia entre el cielo y la tierra, entre la luz del cosmos y los seres humanos y las misteriosas idas y vueltas que se crean entre ellos”. Nos afirman que mientras la transparencia del cielo permite ver hasta los confines del universo, abajo, alrededor, la sequedad del suelo preserva los restos humanos intactos para siempre, y esa transparencia no permite ver a todos la clara historia reciente allí y en casi toda América.
También allí un grupo de mujeres remueve las piedras: busca a sus familiares, a las víctimas y esa búsqueda calma aparece poéticamente con una dimensión cósmica.
Además de los elevados observatorios pintorescos, hay otra construcción como aplastante, que en un principio perteneció a mineros explotados encerrados y vigilados, y luego continuó como otra forma de cárcel de la dictadura, por donde en ambos casos pasaron muchas vidas, en un lugar poco propicio para la vida de nuestro planeta.
Cuando leí este título y vi la película, me acorde de un corto documental “Polvo de Estrellas” local, que hicieron los chicos alumnos de la escuela el CEPT 12 de Villa Ventana (Pcia. de Buenos Aires hace unos años para el Programa Jovenes y Memoria), para Ana Teresa Diego (Bahía Blanca, 1954, 1976?). Una joven de nuestras escuelas UNS desaparecida en dictadura, brillante estudiante, que luego de terminado el secundario se fue a estudiar astronomía a La Plata y de allí se la llevan.
Según decidió la Unión Astronómica Internacional (UAI), el asteroide (11441) se llama ahora Anadiego en honor de ella. (Se hizo a pedido del decano de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad de La Plata, Adrián Brunini.
(Se puede Ver: Documental: Polvo de Estrellas "Ana Teresa Diego" (2006) https://www.youtube.com/watch?v=5QQNaD8xsVI   o   https://www.youtube.com/watch?v=jebOPaQ2CK4 ).
En esa historia con historias, esta Valentina que busca estrellas y a sus padres desparecidos, y que, creo injustamente, “se atribuye un defecto de fabricación que sus hijos afortunadamente no tienen”, tal vez ese defecto de nacimiento sea de todos.
El atrapante documental apunta a estampar en las memorias una versión de la historia chilena que está ausente de sus libros oficiales. De hecho este relato de resistencia en alguna escuela chilena no se pasó por censura, seguramente en otras partes como también pasa aquí, ni siquiera se puede hacer esa propuesta de recordar para luchar contra el olvido.
La película nos deja ver que las estrellas recién nacidas se forman con nuestros propios átomos al morirnos, que Chile es el principal centro astronómico del mundo y que todavía hay un gran porcentaje de crímenes sin aclarar de la dictadura. Nos muestra que los astrónomos chilenos miran estrellas que están a millones de años luz en el pasado mientras que los niños no pueden leer en sus textos escolares lo que pasó en su historia reciente de hace apenas 30 años. Y así el film nos despierta preguntas entre muchas imágenes de gran remanso de paz que nos envuelven en tanto dolor… todos al ver el film deseamos mirar el cielo, y viajar a ese desierto, solidariamente con una pala, o con una excavadora…
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Dalma Fernández

La primera película que mire fue “Nostalgia de la Luz”. La misma cuenta dos historias, donde ellas van formando parte de muchas historias más, relacionándose y creando así el relato. Transcurren en el mismo sitio y tiempo, pero tratan sobre distintos espacios de tiempo: en el desierto de Atacama un grupo de Astrónomos estudian las estrellas y sus formaciones. En ese mismo sitio un grupo de mujeres buscan los restos de sus familiares y amigos desaparecidos por la dictadura chilena.
A través del trazado de mapas, el pensar como forma, se ve un desarrollo de rizoma. Es un laberinto en forma de raíz. Sus nodos principales son las historias de los astrónomos y las mujeres. Pero a medida que transcurre la película vamos observando que esos nodos están alimentados y viceversa por otras historias que van formando el enjambre de información. No hay un desarrollo lineal, ni tampoco está la opción verdadero/falso como variante al laberinto.  En el proceso de la película se presentan más preguntas que certezas.  En este pensar como forma de raíz, los temas se relacionan y desde un principio de la película se puede ver como estos dos actores principales, de alguna forma terminan teniendo correspondencia y siendo actores de un mismo todo.
Los nodos principales dan lugar a los nodos secundarios y en ese contexto estos nodos secundarios en partes de la película empiezan a tomar importancia. Los originales nodos principales como historias generales y los antes nodos secundarios y ahora nodos principales como historias en primera persona de esas historias generales de los antiguos nodos principales. Así cada nodo va tomando importancia a en algunas partes de la secuencia y sobre todo, esa importancia apoyada en imágenes para redoblar la apuesta.
Las imágenes tienen un gran peso en la producción. Estás cargadas con contenido funcionan como descripción gráfica de lo que se está narrando o de lo que no se dice con palabras pero se muestra con ellas. Incluso en gran parte de la película se muestran imágenes, sin diálogos. Imágenes que nos siguen contando la historia, sin necesidad de tener un narrador.
Uno de los elementos más importantes del dibujo es que puede fácilmente transmitir ideas, conceptos, sensaciones y sentimientos, independientemente del grupo al que uno pertenezca, teniendo un idioma diferente al del autor, viviendo en lugares distintos. Esa universalidad del lenguaje escrito nos permite comunicarnos. En las imágenes donde se muestran los dibujos primitivos en las rocas de Atacama, se ve en dibujo y se ve la interpretación que se hace del dibujo. Y es esa interpretación que se muestra a través de la filmación. Imágenes de imágenes.
En los primeros minutos de la película se ve por un lado lo que se capta con la lente de un telescopio de las estrellas, y a su vez, a las mujeres caminando por el desierto.  De ese mismo desierto la historia de los presos políticos, de cómo memorizaron el espacio de los campos de concentración, como lo construyeron en su mente para reconstruirlo con la libertad como dibujos en papel, dibujarlo en el espacio infinito del desierto que había visto la destrucción de los campos para no dejar rastro.
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María Victoria Gomez Vila

El film de Patricio Guzmán es una suerte de quietud atravesada desde múltiples perspectivas por una única dimensión temporal, la del pasado. Cuando hace referencia al tiempo pretérito, se construye una noción de marca que dicta el ritmo de la vida tanto humana como universal.
Aquí puede verse otra oportunidad de interconexión entre disciplinas aparentemente disímiles. De un modo muy especial, Nostalgia de la luz logra hermanar a la astronomía, la arqueología y la antropología forense en el vasto territorio del desierto de Atacama en Chile. Dichas ciencias comparten un mismo espacio y una misma preocupación por los orígenes, por la pregunta “¿De dónde venimos?”. Cada una aborda este tema: la astronomía se interesa por los orígenes del universo material existente (el pasado absoluto), la arqueología por los orígenes de nuestra cultura (que conlleva la elaboración de una conciencia del tiempo) y la antropología forense por los orígenes del olvido del pasado cercano en la sociedad chilena.
Pasado el punto de declarada maravilla ante las posibilidades de la ciencia, el film se detiene frente las imposibilidades sociopolíticas de la última disciplina citada, la antropología forense. Esto no se debe a una dificultad interna de la misma, sino a un programa de ocultamiento deliberado de la historia inmediata de Chile. Un arqueólogo se explaya precisamente sobre ese contrasentido: “Las historias más cercanas las hemos ocultado (…) No queremos acercarnos porque sería una historia acusatoria. Y eso no le sirve nadie”. Los astrónomos retratados en el film también reconocen esta particularidad de la sociedad chilena. El contraste entre el despliegue tecnológico multimillonario para hurgar en el espacio exterior y la lucha de un puñado de mujeres que excavan la tierra con sus manos para encontrar a sus desaparecidos denuncia un abandono del compromiso por averiguar qué pasó con Chile en una determinada época.
Este signo triste de lo sucedido en las arenas de Atacama no queda encerrado en un círculo vicioso. Hay un poder de reconstrucción de los diferentes planos del pasado como compatibles entre sí. La historia del Universo, la historia del hombre y la historia de un pueblo se tornan visibles en la extensión del desierto que, desde la nada misma, nos dice algo. En verdad, el aspecto más logrado del film es su invitación de hacer presente el pasado. Un pasado que ya no existe, pero que perdura.
En este caso, los materiales de creación fílmica se asemejan en ciertos puntos a la obra anterior. Los testimonios orales ponen en valor el reconocimiento de una tragedia: mientras que las voces de los científicos se ponen en relación con las de las víctimas, el relato en off del cineasta apela a una mirada apasionada y comprometida con la historia, la política y la ciencia de su país. Las imágenes que priman en esta interpretación son dos, el polvillo en suspensión y las texturas. Por una parte, el polvo se sostiene como el hilo conductor de la trama. Es una figura incierta que podría aludir a una galaxia en movimiento, una mota sobre la lámpara de una mina en ruinas o la última partícula del cuerpo de un desaparecido. ¿A qué se resiste el polvo? Al olvido. Por otra parte, la textura de una roca, de un hueso o de un cráter lunar sugiere una alternativa a la comprensión de la realidad. “Mientras las mujeres tocan la materia del desierto”, narra Guzmán, “los astrónomos descubren que la materia de la Tierra es la misma en todo el Cosmos”. La construcción del conocimiento, tanto individual como colectivo, requiere de una sensación que parece poder tocar la imagen. Hay más pensamiento en esa percepción sensorial singular que en todos los volúmenes escritos por la academia.
En última instancia, la película apunta a vivenciar una experiencia histórica e íntima del dolor. El conocimiento producido en torno a este marco no admite ningún camino trillado. Tal vez sea necesario, para completar la información pendiente, el aunar esfuerzos entre distintas actividades. ¿Por qué no mirar este film como una posible exhortación a la comunidad científica para que emplee sus recursos en pos del hallazgo de cuerpos robados? Según Guzmán, nuestros orígenes se hallan en el tiempo  y los personajes que se alimentan de este hecho son astrónomos que esperan luces del pasado, arqueólogos que recrean los desplazamientos del pasado y mujeres que se angustian por la irresolución de su pasado. La cámara cinematográfica fluye entre los páramos con un único objetivo: el de reflejar nuestras propias preguntas.

Palabras que conmueven en ambas películas.
ENCUENTRO: lo inusualmente esperable.
OPORTUNIDAD EDUCATIVA: una salida al error.
SÍNTOMA: humanidad que rehúsa de sus consecuencias.
MATERIA: memoria que late.
PICAZÓN: necesidad.
LIBERTAD: picazón.
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Lucero Verónica
Antes de comenzar a ver el documental, decidí no obtener ningún tipo de información sobre el mismo. No recurrí a la reseña, ni me condicione sobre el título del mismo; simplemente me atrajo la palabra luz.
Desde mi análisis la Luz engloba un principio y un final, el amor entre Alfa y Omega. En donde se puede decir que de manera racional o científicamente comprobada de da el origen de la galaxia, de los sistemas, de los planetas, de las estrellas, de sol, de la Luna, de la vida.
Pero algo de tuvo que destruir para crear.
Luego de quedar pensativa, mirando y observando las maravillosas imágenes obtenidas desde los telescopios ubicados en el desierto, de ese romanticismo y misterio en los encuadres de las tomas, en donde una belleza desértica, con sus contrastes cromáticos, que según mi libre interpretación, con una multivisión (como propone Ranciére) plantea director en el documental, puedo decir que se manejan varios planos y de diversa profundidad sobre el tema del pasado. que en el mismo espacio físico ocurra una y la otra, que en el mismo espacio ocurra una legitimación y una deslegitimación del pasado, es un contraste abismal, como el del cielo y la tierra.
 Unir y complementar una visión más profunda y sentimental sobre el pasado, desde la resonancia de las experiencias del pasado de cada espectador; desde la cosmovisión que se le puede dar al término pasado y del rastro que ha dejado y de cómo cada uno de nosotros interpreta y convive con el pasado.
Sobre un pasado legitimado, con el apoyo tecnológico, aprobado social y académicamente y, con un pasado doloroso, tapado, literalmente.
Y aquí es cuando yo también me pongo a pensar.  La mirada de los astrónomos, que necesitan de ese pasado para hacer sus estudios, su trabajo,  su pasión.  Y la concepción que tienen sobre él y sobre la que tiene la sociedad.
Se contrapone el pensar de la sociedad, de ese contexto. Que no quiere olvidar ni tapar ese pasado, del cual también necesita respuestas, y lo busca, lo investiga.
Lo formal y lo sentimental se comprenden y legitiman entre sí, con el solo hecho de empatizar. 
Todo se fusiona y se hace más claro con el último testimonio. En donde las dos esferas de pensamiento se funden. Y logran un punto de neutralidad.
Y la mirada artística, la bella y estética, la que me hace disfrutar un documental.
Durante el transcurso del film pude apreciar la meticulosidad de los encuadres fotográficos, del manejo de las imágenes, logrando en mi esa inmersión en lo abstracto y sentimental. 

viernes, 18 de noviembre de 2016

Consigna para trabajar con las películas



Te propongo construir un abordaje de dos de las películas que se presentan en el Blog. Podés hacerlo comparándolas o cada una por separado. Para ensayar una perspectiva diferente a la que usualmente utilizamos desde nuestras disciplinas, te propongo que retomes alguno(s) de los ejes que fuimos construyendo en los encuentros. Los sintetizo como guía y recordatorio, podés hacer lo que quieras con ellos:

El pensar como problema. Considerando a la película como un pensamiento “en acto” puedo preguntar ¿Cómo piensa? ¿qué piensa? ¿quién/es piensa/n? ¿a través de qué o contra qué piensa? ¿qué vínculo establece con el o los lenguajes para pensar?

El pensar como forma. ¿qué tipo de forma del pensar se despliega en la película? ¿se trata de algún tipo de laberinto que se resuelve con un recorrido lineal? En ese caso ¿cuáles son las opciones que se oponen? ¿qué funciona como “minotauro”? ¿cuál es la salida que traza?
¿se trata de un despliegue rizomático? En ese caso, ¿cuáles son los nodos de intensidad más fuertes? ¿cuáles imágenes funcionan como conexión? ¿cómo se desplazan los centros y reconfiguran la importancia de cada uno?

El pensar como gesto creativo. ¿cuál es el “cielo dibujado” que la película pretende rasgar con su intervención? ¿cómo se vincula con los clichés y los tópicos? ¿qué mapa/plano traza en el caos? ¿cómo utiliza y vincula el lenguaje del o las artes, la ciencia y la filosofía (o el pensar conceptual)?

El vínculo entre lo escolar y las imágenes. ¿Hay alguna búsqueda pedagógica en la película? ¿pretende “transmitir” algún tipo de saber? En el caso de que así fuera ¿cómo creés que entiende la película las operaciones pedagógicas que realiza (como un “transmitir”, como un “dar”, como un “compartir”, como un “intercambiar”, como una “transposición didáctica”, como un “bajar”, etc.)?

El mirar estético. ¿Qué debería saber el espectador para ver la película elegida? ¿Qué espectador requiere y/o construye la película? ¿Un/a “juez/a del gusto” al modo kantiano? ¿un/a integrante de alguna clase social determinada, como denuncia Bourdieu? ¿Un/a espectador/a emancipado/a, como propone Rancière?


viernes, 11 de noviembre de 2016

Encounters at the end of the world (Encuentros en el fin del mundo, Werner Herzog, 2007)


PREMIOS OBTENIDOS
 Nominada al Oscar: Mejor documental
Premios Independent Spirit: Nominada a Mejor documental

FICHA TÉCNICA
Dirección: Werner Herzog
Guión: Werner Herzog
Fotografía: Peter Zeitlinger
Productora: Discovery Films
SINOPSIS
Herzog viaja a la comunidad Antártica de la estación Mc Murdo Station, Oficina Central de la National Science Foundation y al hogar de cientos de personas durante el verano austral (Octubre-Febrero). Sobre el curso de este viaje, Herzog examina la naturaleza humana y la madre naturaleza, alternando impresionantes localizaciones, reflexiones profundas, surrealistas y también en ocasiones absurdas experiencias de los biólogos, de los físicos, de los fontaneros, y de los conductores de camiones, que han elegido formar parte de una sociedad tan lejana como uno nunca hubiera podido imaginar. (FILMAFFINITY)


VER ON-LINE: Disponible en PopCorn Time
Para bajar zippeada: http://scalisto.blogspot.com.ar/2012/05/werner-herzog-encounters-at-end-of.html


Stilleben (Naturaleza Muerta, Harun Farocki, 1997)



FICHA TÉCNICA
Dirección: Harun Farocki
Guión: Harun Farocki
Sonido: Ludger Blanke
Fotografía: Ingo Kratisch
Productora: 3Sat / Harun Farocki Filmproduktion / Latitude Production

SINOPSIS
Hay mucho más en común de lo que podría suponerse entre la tradición de la pintura flamenca y su descripción de los objetos cotidianos (la llamada “naturaleza muerta”) y la fotografía publicitaria contemporánea. Farocki desarrolla este planteo provocador a partir de tres secuencias que describen de qué manera se fotografía hoy una tabla de quesos, unos vasos de cerveza y un reloj de lujo. Y descubre cómo, aplicando técnicas muy similares a la de los pintores de caballete del siglo XVII, los publicistas de hoy consiguen hacer de meros artefactos de consumo objetos del deseo y la adoración. (FILMAFFINITY)

TRAILER: (Realizado por MACBA) https://www.youtube.com/watch?v=iVhgushZgq8